Mi madre nos recordaba expresiones graciosas de cuando éramos pequeños. Le hacían mucha gracia.
Contaba que Luis salía con frecuencia a pasear con mi padre, luego volvía contando muy contento lo que había visto que le llamara la atención.
Lo contaba con tanta ilusión que yo parecía vivirlo, me metía en la conversación y le decía a mi madre: "sí, sí" (como si también lo hubiera visto).
Hasta que un día Luis se hartó y dijo medio enfadado: " Ani no lo vo porque no fo" ( Ani no lo vio porque no fue).
Mi hermano Pepe era muy servicial, siempre ayundando a mi madre, le ayudaba en todo, le acercaba la jarra de leche, una olla, tiraba cosas al cubo de la basura,
le ayudaba con la ropa ...
Un día mi madre le riñó por algo que hizo y a él le entró mucha pena, empezó a llorar y a reprocharle: "rarra, olla, ura, opa, to, to, to" ( jarra, olla, basura, ropa, todo, todo, todo) . Diciéndole que él le ayudaba a todo eso y no se merecía su enfado.
Otro día lo pilló bebiéndose la leche condensada de la lata, él se puso muy nerviosos y le dijo: " qué mena ta la tete contentada" ( qué buena está la leche condensada ). A mi
madre le hizo gracia y se salvó de la reprimenda.
Cuando íbamos de viaje a Tarifa y nos cruzábamos con una furgoneta como la de Gabriel ( que nos llevaba) mi hermano Joaquín, siempre sorprendido decía: " ota tetabé" ( otra furgoneta de Gabriel). Estaba acostumbrado a ver pocos vehículos en el poblado y encima con los que
nos cruzábamos en carretera eran ese modelo de Citroen. Se ve que en esos años predominaban.
A él le llamaban la atención tantos coches iguales.
Uno de mis primeros paseos hasta Chiclana, con Luis y mi padre, dije toda emocionada, dándomela de lista, " mira Luis, una cantimplora". Mi
padre riéndose y Luis todo serio diciéndome que eso no era una cantimplora, que se llamaba alcantarilla.
Mi hermano Pepe me cuenta que un día se le ocurrió a Luis atar una araña de plástico a una
cuerda y la tiró por la pared del patio, hacia la calle, los niños que había jugando por allí se asustaron y salieron corriendo. Y ellos dos hartándose de reir .
Esa historia también la contaba mi madre como una ocurrencia suya. No sé quién vio primero a quién hacerlo, pero son dos historias idénticas. La de mi madre la explico más abajo.
Mi madre era muy graciosa, le gustaba gastar bromas. Un día se le ocurrió atar un trozo de tela a una cuerda y le dio forma como de ratón.
El patio de nuestra casa daba a una calle, cuando oía que venía alguna vecina lo lanzaba por la pared, como si el "ratón" estuviera bajando.
El susto que se pegaban...y mi madre riéndose, ya las vecinas se daban cuenta de que había sido cosa de ella.
A Luis le gustaba jugar con triquitraques ( eran unas tiras de papel con pólvora que al restregarlas explotaban), para que no se los quitáramos los escondía. Un día se le ocurrió esconderlos debajo de
la tierra del arriate, al día siguiente se los encontró húmedos, ya no servían. El pobre se llevó un chasco.
Foto actual
Capilla de Nuestra Señora del Carmen Atunera
Playa de Sancti Petri La playa de Sancti Petri se encuentra en el parque natural de la Bahía de Cádiz.
Está separada por un acantilado de la otra playa importante de este municipio, La Barrosa.
Frente a esta playa puede verse el castillo de Sancti Petri y la punta del Boquerón, en la playa de Camposoto de San Fernando.
Vista del castillo desde la playa
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