Esta publicación va en memoria de mi querido hermano Luis, allá donde esté.
Sancti Petri es un poblado perteneciente a Chiclana de la Frontera, en la costa
de Cádiz.
Su nombre en latín significa "de San Pedro", patrón de los pescadores.
Durante unos años estuvo habitado porque en él se practicaba la almadraba.
Muchos almadraberos venían de Huelva (Isla Cristina, Lepe) se quedaban la
temporada de la almadraba y volvían al año siguiente. Otros vivíamos allí todo el
año.
Tuvo mucha actividad pesquera.
Capturaban cientos de atunes.
Existía una fábrica donde los comercializaban. En la misma fábrica hacían las latas. Recuerdo ver cómo iban cortando las láminas de metal y fabricando distintos tamaños de latas. También recuerdo los hornos donde cocían el atún, las pilas donde los lavaban...
Más adelante escribiré sobre la importancia que tuvo esta zona en la época fenicia.
También publicaré sobre las almadrabas y sobre Sancti Petri en la actualidad.
Las viviendas estaban distribuidas alrededor de varias avenidas con palmeras.
En la temporada alta de trabajo podría haber allí unas 1500 personas, llegando incluso a 2000.
Todos los habitantes del poblado teníamos vivienda gratis, incluidos luz y agua.
En el poblado había dos colegios, uno de niñas y otro de niños, la iglesia, un economato, la plaza de abastos, una tienda grande y un bar. También recuerdo una especie de enfermería (el botiquín).
Por detrás de la iglesia estaba el caño de Sancti Petri, allí pasaba muy buenos ratos con mi hermano Luis y otros niños, jugando con los cangrejos.
El correo se recogía en la puerta del bar, las casas no tenían buzones. El cartero iba nombrando a los destinatarios y cada uno se llevaba su carta.
El cine valía 2 pesetas. Mis padres iban con frecuencia y esas tardes-noches eran festivas para mis hermanos y para mí. Nos cuidaba Adela, la cocinera de la fábrica, nos dejaba acostarnos más tarde y salir a jugar fuera. Era muy cariñosa.
En la festividad de la Virgen del Carmen los marineros celebraban cucañas entre los barcos. Era muy divertido, más de uno caía al agua.
La fábrica, en la zona de oficinas, tenía una cocina. No olvido las visitas que le hacíamos a Adela, la cocinera, cortaba rebanadas de pan de molde en tiras y las freía, les echaba azúcar y nos ponía un buen plato por delante.
También recuerdo que mi hermano Luis y yo (mis otros hermanos eran más pequeños) íbamos andando con mi padre desde Sancti Petri a Chiclana dando un paseo. Luego cogíamos el autobús y nos llevaba a Cádiz.
Fueron unos años muy felices.
No conocía nada de este pueblo y has conseguido llevarme hasta él y la atmósfera tan bonito y hogareña que representa. Gracias por compartirlo. Nos encantaría leer más!
ResponderEliminarUn abrazo de tu sobrino Luis y de Anabel
Ana me ha gustado mucho tu relato , deseando leer el siguiente.
ResponderEliminarBonitas vivencias de tu infancia Ana!!!!
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